Hoy Náthaly recibe controles médicos periódicos, protege su salud frente a una posible recaída y se prepara para reconectar con su vida cotidiana en Estados Unidos. Pero su historia sigue siendo un símbolo poderoso del valor del activismo: sin él, sin esa presión desde lo civil y mediático, habría muerto.
Aunque Andrew nació en Estados Unidos, sus raíces cubanas corren fuertes por sus venas gracias a sus abuelos. Hoy, tanto la comunidad latina como la deportiva se han unido en oración y acción para respaldarlo.