El proceso judicial no era nuevo para él. En 2015, un jurado ya lo había condenado a muerte por el mismo crimen, también con una votación 9 a 3, pero la sentencia fue anulada por cambios constitucionales relacionados con la aplicación de la pena capital en Florida. Esta vez, los fiscales insistieron en que la violencia del ataque —y el hecho de que Andrés ya era un asesino convicto— justificaba la ejecución. Recordaron que en 1987 él había matado a puñaladas a Linda Azcarreta, amiga de su esposa, un crimen por el que apenas cumplió 18 meses de prisión tras declararse culpable.
Esta evolución de los nombres y conceptos de los restaurantes cubanos en el exilio no solo muestra la capacidad de adaptación y resiliencia de la comunidad cubana, sino que también destaca la importancia de mantener vivas las tradiciones y sabores de su tierra natal, adaptándolos a nuevos entornos y públicos.