En un país que aún carece de un sistema público y auditable de datos en emergencias, el periodismo —esté en Santiago o en Miami— vuelve a ocupar un rol de primera respuesta informativa. La muerte de Roberto Pedrera, con nombre y apellido, no solo corrige una estadística; señala un modo de narrar la tragedia que deja a los ciudadanos a oscuras. Y recuerda, de paso, que la verdad en Cuba rara vez entra al parte por la puerta de servicio: el pueblo empuja y la prensa la sostiene. Hoy, esa verdad se llama Roberto. Y desmiente.
Cronológicamente, el relato puede compactarse así: fase de organización y avisos (21–26 de octubre); intensificación rápida y entrada en Jamaica como categoría 5 con devastación histórica (28 de octubre); tránsito al norte de Haití con lluvias letales y desplazamientos masivos (28–29 de octubre); impacto en el oriente cubano como categoría 3 con daños severos y apagones extensos (noche del 29 al 30); salida al Atlántico occidental, paso por Bahamas con degradación a categoría 2 y amenaza a Bermuda (30 de octubre). Cada tramo dejó huellas propias: en Jamaica, el récord meteorológico; en Haití, la vulnerabilidad crónica exacerbada por lluvias; en Cuba, el choque de un sistema de por sí agotado con un evento extremo; en Bahamas, la reiteración de un patrón: aunque el ojo se vaya, el mar se queda; y este a la postre hace más daño que los vientes. Remember Katrina.
Artistas e influencers cubanos en Miami —Bryansito, Wow Popy, Zurdo y Bebeshito— reúnen y envían donativos para familias del oriente afectadas por Melissa.
Cuba afirma que EE. UU. “no ha concretado” ayuda tras Melissa. La Habana dice que ONU y otros países “ya han concretado”, mientras el oriente sigue en crisis.
Melissa deja 31 muertos en Haití y 19 en Jamaica. Haití declara emergencia; hay desaparecidos y heridos. ONU, UNICEF y Cruz Roja movilizan ayuda al Caribe.
Mientras continúan las tareas de rescate y la solidaridad ciudadana se organiza por múltiples vías, la prioridad debería ser localizar al protagonista —sin invadir su privacidad— para canalizar apoyos concretos: vivienda, enseres, alimentos, medicinas. La buena noticia, repetida por quienes conocen la zona, es que el hombre está vivo. Y la lección, para todos, es nítida: en medio del lodo y el rumor, la verdad también hay que rescatarla.
Mientras los dirigentes cubanos llegan y se pasean por la provincia, simulando estar al tanto de todo, controlándolo todo y resolviéndolo todo, en los barrios, la cuenta es más concreta: neveras desconectadas, colas por hielo y una noche que no termina nunca.
En el día después de Melissa, el canciller eligió la trinchera de siempre: agradecer al aliado, denunciar al adversario y convertir la emergencia en un nuevo capítulo del relato. De cara a las próximas semanas, la realidad —la que no entiende de consignas— medirá la eficacia de esa apuesta.