Según recoge el Daily Beast, Stefan comparó el actual endurecimiento migratorio en Estados Unidos con prácticas que conoció de niña bajo el castrismo y aseguró que hoy lleva siempre su pasaporte estadounidense encima “por si acaso”.
Mientras estos casos y movilizaciones continúan desarrollándose, queda claro que una tensión creciente atraviesa el debate público en EE. UU. sobre cuánta fuerza puede ejercer el Estado antes de vulnerar los derechos fundamentales de quienes lo habitan.
La historia, en suma, es la de un giro que tardó casi tres décadas: un fallo que se desploma cuando la testigo que lo sostenía reconoce que fue ella quien mató a Prazniak y escondió el cuerpo en un armario.
¿Se solucionará el problema de Cuba con siete millones más de turistas? ¿Con que se encuentre un yacimiento petrolífero y de gas? No, las mejores mentes, las más brillantes se están marchando del país. El 96% restante está muy decepcionado.