El reciente arresto en Miami del presunto represor cubano Daniel Morejón García no fue producto de la casualidad ni de una investigación espontánea de las agencias federales. Como en otros casos similares, el punto de partida fue una denuncia.
Desde la malversación en la reparación de ambulancias hasta la protección de individuos implicados en escándalos, el denunciante describe una red de corrupción que parece inquebrantable. La carta también resalta el escepticismo de los propios comunistas y militantes del Partido Comunista de Cuba, quienes dudan de la voluntad del gobierno para abordar realmente la corrupción.