Nuevamente, el caso de los hermanos Erik y Lyle Menéndez, de ascendencia cubana, vuelve a ocupar titulares. Esta vez, por un giro inesperado que podría acercarlos, después de 35 años tras las rejas, a una nueva oportunidad de alcanzar su libertad.
Aparentemente frustrado por los procesos ineficaces y lentos en centros de urgencias tradicionales, este cubano ha creado un modelo eficaz y transformador.
El viaje de esta cubana a la ciudadanía estadounidense comenzó en 1967 cuando llegó a Estados Unidos desde Cuba. Durante años, Kealey se sintió como una extranjera, especialmente al viajar, ya que las autoridades de otros países la hacían sentir como una ciudadana de segunda clase.
