desde 2016, cuando Gastronomía entregó el inmueble a Artes Escénicas, el lugar NUNCA recibió mantenimiento constructivo. Nueve años después, las humedades en techo y paredes, el moho del agua filtrada y el desgaste del mobiliario cuentan mejor que nadie lo que ocurrió en el ínterin.
El director del Miss Universo Cuba, Prince Julio César, afirmó que su discípula, Lina Luaces, será la vencedora de la cita global que tendrá lugar en Tailandia el próximo 21 de noviembre.
Mientras no existan datos oficiales ni auditorías transparentes sobre lo ocurrido, el nombre de Yaniela seguirá convertido en símbolo: el de una muerte joven que, según los testimonios, no fue inevitable, sino consecuencia de un sistema sanitario que hoy “no tiene nada”. Su despedida deja una lección amarga: en Cuba, para demasiadas familias, enfermar no es solo un riesgo clínico, sino una ruleta de escasez. Y contra eso no basta el heroísmo de los médicos; hacen falta insumos, protocolos, transporte, verdad y responsabilidades.
Mientras familiares y testigos siguen reclamando justicia y transparencia, lo urgente es que las autoridades amplíen la información básica del caso: identidad del detenido, calificación provisional de los delitos, estado de salud de los lesionados y garantías procesales. Esa claridad no solo desactivaría el carrusel de versiones en internet; también blindaría el derecho de las víctimas a conocer la verdad y el de cualquier investigado a no ser condenado en la plaza pública antes de que hable un tribunal.
El vecino de Fomento añade una arista sensible: “Yo quiero arreglar mi casa”. No pide una restauración integral financiada por el presupuesto; pide acceso legal a madera, tejas, clavos, pintura, y que la autoridad cultural acompañe —no obstaculice— una reparación básica que evite males mayores. Ese enfoque de “conservación habilitante” (permitir intervenciones seguras y reversibles para preservar habitabilidad) ha sido recomendado en múltiples contextos con economías restringidas, pero en Cuba choca con una burocracia que prioriza el control documental por encima de soluciones de urgencia.
Por hoy, el dato que importa es sencillo y luminoso: Natalia volvió a su aula. Lo hace con cautela, sí, pero también con la energía de quien recupera su cotidianidad. Para su comunidad escolar y para Caibarién, es una pequeña victoria que vale por muchas.
Llama la atención que el hecho, es muy similar a otros ocurridos recientemente. Justo en agosto se documentó el caso de un cubano que viajó de visita a la isla y sufrió el robo de su cartera con documentos migratorios; los ladrones lo contactaron después para exigirle 4.000 dólares a cambio de devolverle la residencia estadounidense.
El episodio ocurrió durante la serie “Surrounded”, producida por Jubilee Media, en la que figuras conservadoras se sientan a debatir con opositores ideológicos. Bet-David, conocido por su canal Valuetainment con casi siete millones de suscriptores, llevaba la ventaja de la experiencia y del guion: retó a la joven mientras ella defendía que el capitalismo solo ofrece un incentivo, “la supervivencia”. A la hora de escuchar la oferta, Allannah replicó varias veces con una sola frase: “Esos no son países comunistas”, en referencia a Cuba, Venezuela y Corea del Norte, que eran los ejemplos puestos sobre la mesa.
Hoy, cuando NTV apunta a la “creatividad del pueblo” que improvisa con leña y briquetas, es justo preguntarse: ¿de qué revolución hablan? ¿Creen que lo extraordinario es preparar la comida como en el siglo XIX? No. La realidad es que los cubanos merecen dignidad, servicios reales, un sistema fiable. Lo que necesitamos no es fuego artesanal ni aplausos por sortear el desastre, sino un gobierno responsable que asuma la historia energética y ofrezca reparaciones reales. No más mitos: tiempo ya de soluciones, no simulacros.
La cubana Vivian Limonta, deportada en agosto de 2024 tras una cita rutinaria con inmigración en Miramar, pudo abrazar nuevamente a su hijo de apenas tres años, quien viajó a la isla para verla. Las imágenes difundidas muestran la emoción contenida de una madre que, desde su regreso forzado a Cuba, ha vivido entre la nostalgia y la incertidumbre.