El gobierno brasileño justificó el cambio como parte de una estrategia más amplia para potenciar el turismo de manera ordenada y proteger sus fronteras ante riesgos potenciales. “Con la implementación del visado, podemos realizar un mayor control de entradas, prevenir estancias ilegales y mejorar la experiencia turística dentro de nuestras capacidades logísticas”, señalaron fuentes oficiales.
Mientras los problemas persisten y las soluciones se postergan, la vida de millones de cubanos se convierte en una lucha constante por acceder a servicios esenciales que, en otros lugares, se dan por garantizados.