El gobierno brasileño justificó el cambio como parte de una estrategia más amplia para potenciar el turismo de manera ordenada y proteger sus fronteras ante riesgos potenciales. “Con la implementación del visado, podemos realizar un mayor control de entradas, prevenir estancias ilegales y mejorar la experiencia turística dentro de nuestras capacidades logísticas”, señalaron fuentes oficiales.