Por ahora, el sonido de las tijeras en la 49 es la mejor prueba de que el capítulo del incendio quedó atrás y que, con obra terminada y clientela fiel, la silla del barbero volvió a estar ocupada.
La historia del joven con el fallido retrato de El Chacal en su cabeza se suma a una serie de intentos de arte capilar que han capturado la atención en las redes sociales.