Mientras China fortalece su presencia estratégica en Cuba, incluyendo posibles instalaciones de inteligencia, la isla enfrenta el desafío de modernizar su matriz energética. La transición hacia energías renovables no solo es crucial para la estabilidad del suministro eléctrico, sino también para reducir la dependencia de combustibles fósiles y mejorar la resiliencia de infraestructuras críticas.
Sin que sea un secreto para nadie, Cuba enfrenta una de las mayores crisis de su historia, donde palabras como "escasez" y "apagones" son parte del día a día para un pueblo que sufre las consecuencias.
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El ingeniero chino señala que la abundante radiación solar de la isla es una ventaja que permite aprovechar al máximo la tecnología fotovoltaica china. Además de instalar el equipo, los especialistas chinos capacitaron a sus contrapartes cubanas, permitiéndoles operar la planta de manera autónoma.
La ley, firmada por el Primer Ministro Manuel Marrero, indica que “el ministro de Energía y Minas propone al Consejo de Ministros el régimen especial de contingencia eléctrica cuando, el Sistema Electroenergético Nacional no logra satisfacer la demanda del sistema con la capacidad de generación, por lo que es necesario afectar el servicio eléctrico de forma planificada y sostenida por más de setenta y dos horas”.
Marrero no salía en las pantallas televisivas desde el día previo al apagón nacional, y lo hace ahora con el brazo izquierdo enyesado por razones que no ha divulgado hasta el momento.
A medida que la isla enfrenta esta "crisis dentro de la crisis", como la describió el periodista Estefano Tamburrini, el éxodo masivo continúa. Más de 850,000 cubanos han emigrado desde 2022, lo que equivale al 18 % de la población. Con un déficit fiscal de -33 % y una deuda pública que supera los 18,000 millones de dólares, la recuperación parece cada vez más lejana.