Si alguien creía que los cubanos éramos los únicos que nos fajábamos por política y que, había familiares que podían dejarse de hablar – luego de fajarse – por su divorcio de criterios con relación a Donald Trump pues sepa que se equivocó a rajatabla: Molly McNearney, esposa del presentador Jimmy Kimmel y productora ejecutiva de “Jimmy Kimmel Live!”, ha confesado que ha perdido relaciones con varios familiares «por culpa» de Mr. President.
En un episodio reciente del podcast “We Can Do Hard Things”, McNearney explicó que para ella, que su marido “está ahí fuera luchando contra este hombre”, el voto de esos parientes supuso no solo una diferencia ideológica sino un rechazo personal hacia su círculo afectivo.
La revelación ocurre en un momento en que Kimmel se vio envuelto en una polémica cuando sus comentarios sobre un asesinato político suscitaron la suspensión temporal de su programa por parte de importantes afiliadas de la cadena. Ese episodio pone en primer plano la tensión entre entretenimiento y compromiso político en la televisión nocturna y afecta la esfera personal de McNearney, señala Fox News.
McNearney manifestó que conserva “simpatía” por algunos miembros de su familia pero considera que están “deliberadamente siendo desinformados”. Admitió que está “constantemente enojada” por la situación. Para ella, el apoyo de esos familiares a Trump no es un simple voto, sino una declaración directa contra el matrimonio y sus valores, destaca por su parte People.com
El episodio revela cuán permeables son los muros que separan política, espectáculo y vida privada en el mundo de los medios. No es solo que una figura pública tenga opiniones políticas; es que esas opiniones tienen ramificaciones personales, arrastrando amistades, lazos familiares y afectos hacia terrenos de ruptura. El escenario planteado por McNearney se parece más al de una confesión que al de una declaración como celebridad: expresa dolor, pérdida y un replanteamiento de la identidad familiar.
Mientras tanto, su papel detrás de cámaras en el show de Kimmel la posiciona como actor clave en la producción nocturna del entretenimiento estadounidense. Pero en la esfera íntima, su relato expone que la línea entre lo público y lo privado ha dejado de existir. Al admitir su enojo, abrir padres, hermanos o primos a la interrogación, aparece una faceta del star-system que rara vez se verbaliza: la vulnerabilidad.
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