La elección de Eileen Higgins como alcaldesa de Miami marcó un hito político que muchos residentes prefieren no discutir en voz alta, aunque el eco de su impacto ya empieza a sentirse más allá de los titulares. Higgins, una demócrata con una larga trayectoria en el servicio público local, no solo se convirtió en la primera mujer en ocupar la alcaldía de la ciudad, sino también en la primera representante del Partido Demócrata en ese puesto en casi tres décadas, tras derrotar al republicano Emilio González en una segunda vuelta con cerca del 60 % de los votos. Su victoria interrumpe una racha de 28 años de dominio republicano en el gobierno municipal de Miami, recoge en una nota el medio Politico.
El triunfo de Higgins no fue casualidad ni un fenómeno aislado: llegó tras meses de organización, apoyo nacional del Partido Demócrata y un enfoque en temas como la vivienda asequible, el transporte público y la mejora de los servicios urbanos, asuntos que resonaron en una ciudad que enfrenta desafíos estructurales crecientes. Sin embargo, el hecho de que en Miami se preste más atención a sus escenarios culturales, económicos o migratorios que a este giro político revela una paradoja: a pesar de su importancia, la elección se percibe como poco creíble para una parte significativa de la población local, señala por su parte TIME.
Miami ha sido vista durante décadas como un bastión del Partido Republicano, influido por figuras prominentes de ese espacio político y por una base de votantes que tradicionalmente ha apoyado políticas conservadoras, especialmente en temas de seguridad, frontera e inmigración. La campaña de González, respaldada públicamente por figuras como el expresidente Donald Trump y el gobernador Ron DeSantis, parecía fortalecer esa tendencia, incluso cuando la elección se desarrolla en un marco oficialmente no partidista.
La respuesta de la comunidad fue variada. Para muchos demócratas y observadores políticos, la victoria de Higgins representa una señal de que los controles locales pueden reflejar cambios más amplios en la política estadounidense, en especial ante una base diversa de votantes hispanos que estaba en discusión como eje de las próximas elecciones legislativas de 2026. Para otros, incluso dentro del propio electorado de Miami, el resultado se siente como una anomalía histórica, casi sorprendente, que no encaja fácilmente con la percepción tradicional del perfil político de la ciudad, indica AP News.
Pese a la reticencia pública a hablar de ello, el significado de este cambio podría extenderse más allá de lo municipal. En un estado clave como Florida, donde la política estatal y nacional a menudo se decide por márgenes estrechos, el hecho de que una gran ciudad como Miami elija por primera vez en casi 30 años un alcalde demócrata y además mujer ofrece un capítulo inesperado en la narrativa política contemporánea, concluye Reuters.
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