Un cruce tenso volvió a sacudir el ecosistema digital cubano esta semana. La creadora de contenido Flor Danay Hernández, conocida como Flor de Cuba, expresó públicamente su malestar tras asegurar que la cantante Dianelys Alfonso Cartaya, La Diosa, le deseó la muerte durante una transmisión en directo por TikTok. El señalamiento, hecho desde sus propias plataformas, encendió debates y reavivó una confrontación que arrastra antecedentes.
Flor de Cuba llevó su inconformidad a Facebook, Instagram y TikTok, donde compartió un video en el que reacciona en silencio a fragmentos del directo de la cantante. Al pie del material, la influencer cuestionó la falta de eco mediático del episodio y cargó con dureza contra la intérprete, a la que llamó “la santa víctima”. Desde su perspectiva, el mensaje recibido no solo fue hostil, sino revelador de un comportamiento preocupante.
“La Diosa, la santa víctima, me deseó la muerte. ¿Por qué esto no es noticia? Esta mujer no está bien mentalmente. Tiene amor desproporcionado por personas malas y odio desmedido por personas que no le hacen daño a nadie. Sin contar que tiene su autoconcepto totalmente desproporcionado”, escribió Flor en su publicación, sin alterar una sola palabra del mensaje que decidió hacer público.
La influencer fue más allá en su valoración personal y apuntó a lo que considera una falta de conciencia sobre las consecuencias de los actos. “No es capaz de medir sus acciones y no considera justo las consecuencias de las mismas. Me da mucha lástima sinceramente. Dios la bendiga y le dé La Paz y sabiduría que necesita para ser mejor”, añadió, cerrando su descargo con un tono que mezcla reproche y compasión.
Flor de Cuba es una voz activa y polémica dentro de las redes sociales, lo que le ha ganado apoyos firmes y rechazos igual de intensos, tanto dentro de la Isla como entre cubanos del exilio, donde sus publicaciones suelen generar largas discusiones y reacciones encontradas.
Del otro lado está La Diosa, una cantante de música urbana y popular con una presencia mediática sostenida y una base considerable de seguidores. Su carrera no se limita a los escenarios y lanzamientos musicales: también ha estado atravesada por polémicas públicas, declaraciones encendidas y enfrentamientos verbales con artistas, influencers y activistas. Las redes sociales han sido, en más de una ocasión, su principal tribuna para responder críticas y ventilar conflictos personales y profesionales.
Entre Flor de Cuba y La Diosa no se trata de un choque aislado. La relación entre ambas ha estado marcada por desacuerdos previos que se han manifestado, directa o indirectamente, en el espacio digital. Diferencias de criterios, posturas personales y valoraciones mutuas han alimentado una dinámica de tensión que, hasta el momento, no ha mostrado señales de distensión ni de reconciliación.
Por ahora, la acusación se sostiene únicamente en el testimonio de Flor de Cuba publicado en sus perfiles, especialmente en Facebook. No se ha informado de acciones legales ni de una respuesta pública oficial por parte de La Diosa en relación con este señalamiento específico, un silencio que también ha sido interpretado de diversas maneras por los usuarios.
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El episodio se suma a la larga lista de controversias que involucran a ambas figuras y confirma cómo los conflictos personales, cuando se trasladan a las redes, se amplifican con rapidez y escapan al control de sus protagonistas. Mientras unos piden responsabilidad en el uso de las plataformas y otros defienden el derecho a responder sin filtros, la pregunta que queda flotando es hasta dónde llega el espectáculo y dónde empieza la línea que no debería cruzarse. En ese terreno resbaladizo, la conversación sigue abierta.
