El hallazgo del cuerpo sin vida de José Luis Rodríguez, conocido como “Jaca”, en una casa de vecindad de la céntrica calle Maceo, entre Carnicería y Moncada, en la provincia de Santiago de Cuba, desató indignación y temor entre los residentes del área.
De acuerdo con testimonios recogidos por Asere Noticias de Cuba y publicaciones en redes, el cadáver fue descubierto por un joven vecino, Sandy, alertado por el fuerte hedor que salía de la habitación. Los cortes de electricidad vigentes impidieron el levantamiento inmediato del cuerpo, lo que aceleró la descomposición y extendió un olor nauseabundo por la cuadra.
Versiones preliminares apuntan a que el móvil habría sido robo con violencia. En la vivienda faltarían una motorina, ropa, calzado y un cilindro de gas, según señalaron vecinos. Claudia Rodríguez, hija del fallecido, denunció además la inacción policial y aseguró que la familia había advertido con anterioridad sobre conflictos y amenazas contra su padre. Otra hipótesis que circula entre residentes sugiere un ajuste de cuentas, debido a un altercado previo en el que “Jaca” habría sido acusado del hurto de un teléfono móvil.
Tras el aviso, agentes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y peritos de Criminalística acudieron al sitio y acordonaron el área, impidiendo tomar fotografías para evitar la difusión de imágenes en redes sociales. Hasta el cierre de esta nota, no se habían ofrecido detalles oficiales sobre detenciones ni sobre resultados periciales que confirmen alguna de las dos hipótesis.
El caso reavivó la sensación de desprotección en la ciudad. “Se habla de robo, se habla de venganza. Pero en Santiago, ya uno no distingue qué es peor: si la pestilencia de un cuerpo abandonado o el mutismo de quienes deben dar respuestas”, dijo un residente, reflejando el estado de ánimo del barrio. En los comentarios digitales predominan los mensajes de condolencia y la exigencia de justicia, mientras algunas voces piden medidas más enérgicas contra la violencia.
Fuentes comunitarias consultadas insisten en que la prioridad es esclarecer el móvil, recuperar los bienes sustraídos y procesar a los responsables. También reclaman protocolos de actuación que no se vean frustrados por los apagones, dada su incidencia directa en la preservación de evidencias y en la dignidad con que deben manejarse estos casos.
Las autoridades no han emitido, por ahora, un parte oficial con conclusiones. La comunidad espera una investigación transparente que determine si se trató de un homicidio para robar o de una venganza, y que restituya, al menos, certeza allí donde hoy prevalecen la rabia y la incertidumbre.
