En plena madrugada en Lincoln Road, una de las arterias más concurridas de Miami Beach, la policía terminó encontrando a un sospechoso de robo no tras una persecución cinematográfica, sino roncando en el área de almacén de un CVS. El detenido, identificado como Bryan Rizo, de 29 años, fue hallado dormido en una zona de acceso restringido para empleados del local situado en el 306 de Lincoln Rd, según el reporte policial.
Todo comenzó el martes por la noche, cuando las cámaras de seguridad registraron a Rizo entrando a la farmacia a las 8:28 p.m. Minutos después, el video lo muestra tomando dos botellas de vino de los estantes y saliendo sin pasar por caja. El valor de esa primera incursión: 34,98 dólares en vino, de acuerdo con la gerencia del establecimiento.
Pero la historia no terminó ahí. A las 10:28 p.m., el mismo hombre volvió a entrar al CVS. Esta vez permaneció dentro del negocio hasta bien entrada la madrugada. De alguna manera, aún no explicada por las autoridades, logró acceder a un área de almacenamiento “designada solo para empleados” y asegurada con candado. Allí, según el informe policial, consumió diversos productos por un total de 180,78 dólares antes de sucumbir al sueño.
Fue un trabajador quien, a las 2:05 a.m., descubrió al intruso dormido entre cajas y estanterías y llamó al 911. Cuando los agentes llegaron, detuvieron a Rizo, que según el reporte es una persona sin hogar. El sospechoso se negó a declarar ante los investigadores, por lo que el relato de lo ocurrido se apoya fundamentalmente en las grabaciones de seguridad y el testimonio del personal de la tienda.
Rizo fue trasladado primero a un centro de detención en Miami Beach y luego al centro correccional Turner Guilford Knight, donde permanece con una fianza fijada en 1.000 dólares, acusado de robo en estructura ocupada y hurto menor, recoge Wplg.
El caso de Miami Beach se suma a un catálogo mundial de historias donde el alcohol arruina el plan perfecto del ladrón. A inicios de 2025, la policía del estado indio de Telangana detuvo a un hombre que había irrumpido en una tienda de vinos, bebió hasta emborracharse y amaneció tirado en el suelo entre botellas y efectivo, descubierto por el propio dueño al abrir el negocio. En ambos episodios, la resaca vino con cargos penales incluidos y una moraleja sencilla: si tu coartada depende de no quedarte dormido, quizá el vino no sea el mejor aliado.
