La exjueza cubana Melody González Pedraza, deportada recientemente desde Estados Unidos, fue sometida a un interrogatorio por la Seguridad del Estado a su regreso a la isla, confirmaron fuentes consultadas por Diario de Cuba.
González Pedraza, quien se desempeñó como presidenta del Tribunal Municipal de Encrucijada, en Villa Clara, fue expulsada de EE.UU. el pasado 25 de septiembre, tras cuatro meses de espera desde que un juez migratorio rechazara su petición de asilo político.
De acuerdo con testimonios, al llegar al aeropuerto fue separada del resto de los deportados y trasladada a una oficina donde agentes del Ministerio del Interior le hicieron preguntas sobre su estado de salud, sus planes y las declaraciones que había ofrecido previamente a Diario de Cuba durante su estancia en un centro de detención migratoria en EE.UU.
La reunión concluyó de forma abrupta cuando la exfuncionaria, que padece hipertensión y diabetes, comenzó a sentirse mal. Antes de dejarla marchar, los oficiales le advirtieron que no volvería a ocupar cargos en el sistema judicial cubano.
En Villa Clara, fuentes del sector legal afirman que existen rumores sobre un posible proceso penal en su contra, a raíz de sus declaraciones sobre la falta de independencia de los tribunales en Cuba. Durante una reunión en la Audiencia de Santa Clara, algunos fiscales insinuaron esa posibilidad, mientras otros se opusieron a represalias. Una joven fiscal llegó a declarar que renunciaría a su cargo si la exjueza era procesada.
Actualmente, González Pedraza y su esposo, William Hernández Carrazana —también deportado anteriormente—, residen en un apartamento prestado y en condiciones precarias, manteniendo un perfil bajo y bajo discreta vigilancia.
La exmagistrada viajó a EE.UU. el 30 de mayo de 2024 mediante el programa de parole humanitario. Allí reconoció haber condenado a cuatro jóvenes bajo presión de la Seguridad del Estado, un fallo por el que manifestó arrepentimiento. Sin embargo, las autoridades estadounidenses rechazaron su asilo al comprobar que había sido militante del Partido Comunista de Cuba hasta poco antes de su salida.
Su hermano, Ruber González Pedraza, sigue detenido por ICE y firmó su autodeportación voluntaria, lo que le permitiría solicitar emigrar de nuevo en una década. En contraste, la deportación oficial de Melody y su esposo podría implicar una prohibición de entrada a EE.UU. de entre 10 y 20 años, o incluso permanente.
El caso de la exjueza refleja las contradicciones que enfrentan antiguos funcionarios cubanos que deciden apartarse del sistema: un retorno cargado de incertidumbre, aislamiento y temor a posibles represalias.
