ICE quedó asombrado con el rostro de cubana arrestada. Es el rostro de la persona que si tu la ves crees que no rompería un plato.
Lianet Peña Font, una cubana de 30 años que llegó a Estados Unidos en 2022 mediante el programa de parole humanitario, fue arrestada por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) tras cumplir una condena de 24 meses en una prisión federal por tráfico de drogas.
Su caso ha captado la atención no solo por el delito en sí, sino por la imagen que dejó al momento del arresto: una sonrisa sutil, casi burlona, que ha sido interpretada por algunos como cinismo y por otros como un gesto de resignación.
Peña Font fue detenida en el estado de Texas por «conspirar para distribuir más de 500 gramos de cocaína», aunque reportes indican que en total transportaba más de 4 kilogramos.
Tras cumplir su sentencia, ICE la arrestó nuevamente con fines de deportación, según confirmó la oficina del organismo en New Orleans.
La agencia general no escatimó en sarcasmo al referirse a su caso en redes sociales, escribiendo: “Su sonrisa tipo Mona Lisa no oculta su condena por tráfico de cocaína. Probablemente tendría una sonrisa más grande si se hubiera autodeportado”.
En su publicación en Instagram la llamó «la joven vecina de al lado», típico comentario de que ciertamente, su rostro, común, es el de la típica chica joven, tranquila, de barrio.
Eso sí, si de sonrisas tras arrestos, se trata, nada supera a Mayerlin Ureña, de quien ICE, asombrado por su cabellera dijo: «Pudo ser el rostro de una marca de shampoo, pero prefirió traficar con fentanilo».
Reacciones tras el arresto de esta cubana «común y corriente»
El arresto de la cubana ha provocado reacciones encontradas. Mientras algunos ven el caso como una confirmación de que el parole humanitario ha sido vulnerado por personas que no vienen a reconstruir sus vidas, sino a delinquir, otros critican el tono condescendiente y burlón del mensaje institucional.
“Una mujer con cara de ángel, pero con decisiones que la alejan de toda redención”, escribió un comentarista en redes. Para muchos migrantes cubanos, la historia de Lianet se convierte en un recordatorio de los riesgos legales y sociales que conlleva violar las condiciones de entrada a Estados Unidos, especialmente bajo esquemas humanitarios.
A pesar de haber cumplido su condena penal, Lianet enfrenta ahora un proceso migratorio incierto. No está claro si buscará asilo, si su defensa argumentará temor a regresar a Cuba, o si será deportada de inmediato. Lo cierto es que la historia de esta cubana ha quedado sellada en los registros de ICE, y que su imagen sonriente durante el arresto pasará a formar parte de esa narrativa ambigua en la que se cruzan juventud, delito, migración y castigo.
Mientras tanto, miles de cubanos que esperan una oportunidad legal observan con frustración cómo casos como el de esta cubana arrestada por ICE han terminado empañando esfuerzos genuinos por rehacer una vida lejos de la represión y la pobreza, pagando – como se dice – justos por pecadores.
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