Los estragos causados por el huracán Oscar en Cuba los días 20 y 21 de octubre de 2024 aún se sienten profundamente en el oriente del país, donde más de 320 mil personas resultaron afectadas y persisten graves carencias en sectores clave como vivienda, energía, agricultura, agua y salud.
Oscar tocó tierra como huracán categoría 1 cerca de Baracoa, Guantánamo, con vientos de hasta 130 km/h. Avanzando lentamente a 11 km/h, permaneció casi 24 horas sobre territorio cubano, provocando lluvias intensas, deslaves e inundaciones, especialmente en los municipios de Baracoa, Maisí e Imías. La localidad de San Antonio del Sur registró 353 mm de lluvia en menos de un día, y se reportaron más de 9 mil viviendas dañadas, 527 de ellas totalmente destechadas o colapsadas.
A la devastación se sumó la precaria situación previa del país, que ya enfrentaba una crisis energética y escasez prolongada de productos básicos. Las fallas en las plantas eléctricas, la escasez de combustible y el colapso de redes eléctricas y de agua potable agravaron la vulnerabilidad de comunidades rurales y costeras. Solo en Baracoa y Maisí, el 77% de la población quedó inicialmente sin agua potable.
La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC), junto a la Cruz Roja Cubana, lanzó una operación de respuesta con una asignación total de 467,222 francos suizos a través del fondo DREF. El plan contempla un periodo de 10 meses, ahora extendido hasta agosto de 2025 debido a demoras en la llegada de insumos clave como colchones, mosquiteros, tanques de agua y lámparas solares, afectados por procesos aduanales y escasez de combustible.
Acciones sobre el terreno
La respuesta ha implicado la movilización de 601 voluntarios de la Cruz Roja Cubana, que han evacuado a más de 5,000 personas, apoyado centros de protección, distribuido kits de higiene y utensilios de cocina, y realizado talleres de promoción de salud e higiene. Se priorizó la ayuda a familias encabezadas por mujeres, con niños, ancianos o personas con discapacidad.
Hasta mediados de junio de 2025, se han distribuido 650 kits de cocina, 1,300 lonas, 650 juegos de herramientas para techos y se han realizado campañas de higiene que alcanzaron a 5,384 personas. No obstante, elementos esenciales como colchones y tanques de agua de 33 litros aún están pendientes de entrega.
En el sector agrícola, la pérdida de más de 980 hectáreas de cultivos como café, plátano y tomate representa un golpe severo a la economía rural. Además, se perdieron casi 44 mil latas de café recolectadas, lo que afectó directamente a los pequeños productores de zonas montañosas.
Desafíos estructurales y aprendizajes
La operación también ha revelado debilidades estructurales: la falta de equipos de protección adecuados para los voluntarios, la fragilidad de las redes eléctricas y la dependencia de sistemas energéticos convencionales. Como respuesta, la Cruz Roja prevé adquirir sistemas solares para asegurar la continuidad de sus operaciones durante crisis similares. Además, ha reforzado su enfoque en la rendición de cuentas y la participación comunitaria, implementando buzones de sugerencias, comités de retroalimentación y encuestas de satisfacción, aunque estas últimas se completarán al cierre del proyecto.
Una recuperación aún lejana
La reconstrucción en provincias como Guantánamo, Holguín, Granma, Las Tunas y Santiago de Cuba está lejos de completarse. La asistencia humanitaria ha sido vital, pero no suficiente. Comunidades como Imías y San Antonio del Sur siguen enfrentando barreras logísticas y escasez de materiales, mientras que zonas montañosas permanecen aisladas por deslaves.
Pese al esfuerzo conjunto de la Cruz Roja, autoridades locales y actores internacionales como Naciones Unidas, el riesgo de enfermedades, el deterioro sanitario y la inseguridad alimentaria se mantienen latentes. La operación de la Cruz Roja Cubana se mantiene activa, con el compromiso de completar la distribución de insumos y realizar un taller final de lecciones aprendidas antes del 31 de agosto de 2025.





