Cristiano Ronaldo volvió a pisar Estados Unidos más de una década después y no lo hizo en un estadio, sino en el Salón Este de la Casa Blanca. El portugués asistió este 18 de noviembre a la cena de gala ofrecida por Donald Trump en honor al príncipe heredero saudí Mohammed bin Salmán, una cita diplomática convertida por momentos en show mediático.
Invitado como parte de la delegación saudí, el jugador de Al Nassr y ex estrella del Real Madrid, apareció de esmoquin negro, acompañado de Georgina Rodríguez, y fue situado en las primeras filas de la sala, muy cerca de la mesa presidencial, señala el diario español El País.
Trump no tardó en convertir la presencia del futbolista en un guiño personal. Durante su discurso, el presidente interrumpió el repaso de acuerdos e inversiones para señalarlo directamente y agradecerle que estuviera allí. Recordó que su hijo Barron, de 19 años, es un “gran fan” de Ronaldo y bromeó con que ahora “lo respeta un poco más” solo por haberlo presentado en persona.
El portugués, serio pero sonriente, fue captado por las cámaras escuchando las palabras del mandatario tras haberlo saludado a su llegada al salón, en un gesto que selló una relación que ambos venían calentando en declaraciones públicas desde hace meses.
La velada tuvo tanto de cita política como de alfombra roja. En la misma mesa o muy cerca de la de Ronaldo se sentaron Elon Musk, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, el CEO de Apple, Tim Cook, el inversor David Sacks y altos cargos del gobierno estadounidense.
Fue precisamente Sacks quien subió a redes la foto de la noche: un selfie donde el astro portugués aparece en el centro, flanqueado por Georgina, Musk, Infantino y varios miembros de la élite económica y política, con las lámparas doradas del Salón Este como telón de fondo. “Gran noche”, escribió el empresario al compartir la imagen que en minutos ya estaba replicada por millones de seguidores, recoge por su parte HOLA!
Para Ronaldo, la escena supone un retorno cargado de simbolismo. El delantero no había vuelto a Estados Unidos desde que en 2017 salieron a la luz las acusaciones de violación presentadas en Las Vegas, un caso que terminó siendo desestimado por un juez en 2023. En paralelo, el jugador se ha convertido en el rostro global del proyecto deportivo saudí desde su fichaje por Al Nassr a finales de 2022, con un contrato multimillonario y un papel casi diplomático en la campaña que llevó a Arabia Saudí a asegurar la sede del Mundial 2034, indica AP News.
La cena en la Casa Blanca encaja en esa estrategia: Ronaldo como pieza estrella de un tablero donde se cruzan intereses geopolíticos, negocios energéticos y la aspiración saudí de lavar su imagen internacional tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. Mohammed bin Salmán aprovechó la visita para anunciar nuevos paquetes de inversiones y Trump, que ha defendido al príncipe frente a las acusaciones de violaciones de derechos humanos, lo presentó como un aliado clave para la paz y la seguridad en Oriente Medio, destaca Reuters.
También para Trump, la foto con Ronaldo tiene recompensa política y simbólica. El presidente, que suele medir sus apariciones en clave de espectáculo, consigue asociar su figura a uno de los personajes más famosos del planeta: hace apenas unos días, en una entrevista con Piers Morgan, el propio Ronaldo se permitió afirmar que “nadie es más famoso que yo en el mundo”, en una conversación donde el presentador lo comparaba precisamente con Trump.
Ahora, ambos comparten plano en la sede del poder estadounidense, estrechándose la mano frente a los flashes y quedando fijados en un selfie que condensa deporte, política y celebridad global.
