El más reciente capítulo de “Regreso al corazón” dejó al público cubano viviendo una de esas noches que se comentan durante días. La salida de Joaquín, interpretado por Roberto Perdomo, no fue una escena más dentro de la telenovela: fue un golpe de emoción compartida que sacudió a miles de televidentes dentro y fuera de la isla.
Desde que comenzó la emisión del viernes, el ambiente ya venía tenso. Pero cuando llegó el momento decisivo, la intensidad de la despedida superó cualquier expectativa. Lo que Perdomo logró frente a cámara hizo que la ficción se quedara pequeña. En cuestión de minutos, redes sociales, chats familiares y grupos de cubanos repartidos por el mundo explotaron con reacciones.
Hubo quienes contaron que llevaban tiempo sin llorar con una novela. Y otros, más afectados por los apagones recientes, confesaron haberse movido a casa de un vecino o incluso a otro barrio para no perderse el capítulo. Esa urgencia, tan cubana, se tradujo luego en una frase que se volvió viral: “No tienes derecho a hacer llorar a un país”, escribió una espectadora aún con el nudo en la garganta.
La escena también generó un eco enorme entre los propios artistas. El portal especializado CubaActores no escondió su entusiasmo y la describió como “grandiosa y profundamente humana”, una muestra más de por qué Roberto Perdomo sigue siendo considerado uno de los grandes intérpretes del país. “Ha trascendido la pantalla… el hecho de que todo un pueblo haya llorado su partida en la ficción es el mayor reconocimiento que un actor puede recibir”, afirmaron, resumiendo el sentir colectivo.
Dentro del elenco, las muestras de cariño se multiplicaron. Dalia Yacmell, quien comparte escenas con Perdomo, celebró públicamente la potencia de su compañero: “Ayer una vez más nos diste otra clase magistral de actuación. Qué afortunados los que podemos aprender de ti y tenerte cerca”, escribió, recordando la relación entre Silene y Joaquín, uno de los ejes emocionales más fuertes de la trama.
También Gabriela Álvarez se sumó a los mensajes desde Instagram, dejando una despedida que tocó fibras sensibles: “Nos dejaste un vacío inmenso, Joaquín. A veces la vida nos regala amores tan grandes que duelen incluso en la ficción. Hoy me despido de mi padre en la historia, un personaje que me enseñó lealtad, fuerza y cariño en cada escena. Gracias por cada momento compartido, por cada risa detrás de cámaras y por hacer este viaje tan especial. Se va mi padre en la novela… pero el aprendizaje y la magia de trabajar juntos se quedan para siempre”.
El impacto fue tan profundo porque la secuencia tocó un punto universal: la pérdida. Muchos televidentes contaron que la escena les removió memorias personales, heridas recientes o historias familiares. Joaquín, en su adiós, terminó representando a madres, abuelos, parejas y amistades que ya no están. Y ahí, en ese cruce entre realidad y ficción, es donde una novela consigue quedarse en la cultura popular.
Jorge Martínez, uno de los actores más queridos de la televisión cubana, también dedicó palabras a su colega, adelantándose a lo que ya se veía venir desde agosto: “Esto lo escribí en agosto cuando nadie hablaba de tu personaje, pero te conozco hermano, te conozco y sabía que lo mejor estaba por venir”. Y remató con un mensaje para las nuevas generaciones: “Cada vez que veo una escena de este actorazo del cual todos debiéramos aprender, pienso en los jóvenes actores que empiezan, ojalá no pierdan la oportunidad de disfrutarlo y tomar nota”.
