La joven cantante y compositora cubana Melanie Santiler, una de las voces emergentes más comentadas de la nueva generación musical de la Isla, volvió a sacudir la conversación pública con declaraciones contundentes sobre el reguetón cubano. Durante una entrevista reciente en Supersónica Pódcast, espacio producido en España (país donde la artista se encuentra de gira), Santiler habló sin rodeos sobre la estética sonora del reparto y su distancia creativa respecto a ese universo.
Con apenas 23 años, nacida en La Habana y con un catálogo en ascenso que incluye sencillos como “Fina”, “Un momentico +” o “Deja la sonsera”, Melanie se ha convertido en un rostro fresco dentro de la música cubana contemporánea, destacando por un pop híbrido que mezcla sensibilidad femenina, experimentación visual y letras que se alejan de la explícita tradición del reguetón más duro.
En el pódcast, la artista comenzó dejando claro que aprecia a sus colegas del género, pero que no conecta con los códigos que dominan la escena masculina. “Los hombres de mi país, los artistas del reparto, yo los quiero, los adoro, son muy buenos, pero son muy violentos. Los sonidos son muy violentos, las letras son muy explícitas, generalmente hablan de sexo, de mujeres… Y a mí no me interesa nada de eso”, afirmó.
La frase cayó con fuerza porque toca un tema sensible dentro de la música cubana: la construcción de lo “masculino” en el reguetón y el peso que ha tenido el imaginario violento y sexualizado en la industria. Mientras otros artistas han preferido evitar ese debate, Santiler decidió entrarle de frente, reafirmando que su proyecto artístico va por un camino distinto.
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Para Melanie, la clave está en hablar desde sus propias inquietudes, incluso si eso la aleja de las tendencias más comerciales. “Yo voy a hablar de lo que a mí sí me interesa, y por eso las mujeres se van a sentir más identificadas conmigo. Eso es lo que ha pasado, mi gran público son las mujeres”, explicó.
Sus palabras dan luz sobre el fenómeno que la rodea: una audiencia femenina que encuentra en ella un espacio emocional seguro, una narrativa que rompe con la lógica del “perreo obligatorio” y un tipo de cubanía expresada desde la intimidad, el autocuidado y la sensibilidad estética. En una industria donde la presencia de mujeres creadoras sigue siendo minoritaria, Santiler apuesta por una música que prioriza otras formas de deseo, afecto y poder.
Además, su reciente impulso internacional, incluyendo su actual gira por España, ha ampliado el alcance de su estilo, que combina imagen, performance y un concepto artístico que recuerda a referentes visuales de la estética indie global. Con una identidad propia, Melanie se ha posicionado como una alternativa refrescante frente al sonido dominante del reparto.
Sus declaraciones, lejos de sonar como confrontación, parecen más bien un manifiesto: un recordatorio de que la música cubana es diversa, que no todo pasa por el beat agresivo ni por la narrativa del macho alfa. Y que, en ese espacio, una voz femenina con mirada propia puede conquistar a un público cansado de lo mismo.





