Dos ondas tropicales en el Atlántico mantienen bajo vigilancia a los meteorólogos en plena temporada ciclónica, aunque por ahora ninguna representa una amenaza directa para el sur de Florida.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) informó que ambos sistemas —identificados como AL93 y AL94— muestran señales de organización y podrían transformarse en depresiones tropicales en los próximos días, en un escenario marcado por el repunte habitual de actividad en estas fechas de septiembre.
La primera de ellas, la onda AL93, se localiza a cientos de millas al este de las Islas de Sotavento. Las aguas cálidas y la baja cizalladura del viento favorecen su desarrollo, y los especialistas consideran que lo más probable es que se convierta en depresión tropical mientras avanza hacia el Atlántico tropical occidental.
Su desplazamiento, sin embargo, se mantiene bastante al norte de las Antillas Menores, por lo que no se prevén impactos inmediatos en tierra firme ni una aproximación hacia Florida en esta etapa. Tiene un 90% de formación ciclónica, lo cual puede representar un peligro a la larga para los estados desde Carolina del Norte hacia Canadá, y es tal vez, de las dos, la que más preocupe en los próximos días.
La segunda onda, AL94, ya está generando efectos más tangibles en el Caribe oriental. Fuertes lluvias, tormentas eléctricas y ráfagas de viento afectan a las islas de Barlovento y Sotavento, y se espera que el sistema extienda sus impactos hacia Puerto Rico, las Islas Vírgenes y la República Dominicana en el transcurso de la semana.
Los modelos de trayectoria sugieren que, conforme se acerque a las Bahamas, podría encontrar condiciones propicias para convertirse en depresión tropical. Aunque no figura en este momento como una amenaza clara para el sur de Florida, su cercanía despierta más atención que la de AL93.
En la península floridana, un frente frío descendiendo desde el norte actúa de barrera y mantiene a AL94 alejada de la costa este. No obstante, los expertos recuerdan que la dinámica atmosférica puede cambiar con rapidez en esta etapa de la temporada, y que incluso sin un impacto directo los sistemas tropicales suelen generar oleaje elevado, corrientes marinas peligrosas y lluvias dispersas en zonas costeras. Por eso insisten en que la población se mantenga atenta a los boletines oficiales.
El contexto general tampoco invita a la calma. La NOAA pronosticó que la temporada ciclónica de 2025 sería más activa de lo habitual, con hasta 19 tormentas con nombre y varios huracanes de gran intensidad. Septiembre y octubre concentran la mayor actividad, y es justamente en esta franja cuando los océanos presentan las condiciones más favorables para el desarrollo de ciclones. En este escenario, la vigilancia sobre las ondas tropicales del Atlántico cobra especial importancia, aunque por ahora el sur de Florida puede respirar con relativa tranquilidad.





