El caso ha reavivado el debate sobre la seguridad vial en Cuba, la necesidad de mejorar la iluminación y señalización en tramos peligrosos, y la urgencia de sancionar con rigor a quienes atropellan y se dan a la fuga. Mientras las autoridades continúan las investigaciones para dar con el conductor responsable, el recuerdo de Yasmany Mancebo queda vivo entre quienes lo vieron bailar, tocar tambores o simplemente sonreír, iluminando con su presencia cada lugar que pisaba.