La incautación en Estados Unidos de un supertanquero con crudo venezolano destinado a Cuba amenaza con agravar la ya frágil situación eléctrica de la isla. Más allá del combustible para consumo interno, la pérdida del cargamento impacta una vía clave de obtención de divisas mediante la reventa de petróleo, en un contexto de crisis económica, apagones prolongados y creciente presión política sobre La Habana.
Antilles Gold comenzó la construcción de la mina Nueva Sabana, un proyecto de cobre y oro desarrollado junto a la estatal Geominera en el centro de Cuba. Con ingeniería china, financiamiento estructurado fuera del sistema bancario cubano y contratos ya firmados para la venta de concentrados, la compañía apuesta por operar a finales de 2026 pese al impacto de las sanciones estadounidenses y a las limitaciones de crédito. La mina es presentada como la primera pieza de una plataforma minera más amplia dentro del país.
Mientras Washington confiscaba un carguero venezolano con petróleo rumbo a Cuba, otro buque de La Guaira atracó sin obstáculos con 27 contenedores de ayuda humanitaria para los damnificados del huracán Melissa. La diferencia no estuvo en la bandera, sino en el tipo de carga: el crudo navega dentro del régimen de sanciones que permite a EE.UU. incautar embarques, mientras que la asistencia post-desastre circula por un corredor humanitario tolerado y vigilado, donde la presión política se modula para no agravar una emergencia.
Cuba profundiza sus vínculos con Rusia e Irán en un momento de incertidumbre económica en EE.UU., fortaleciendo alianzas políticas y económicas que desafían los marcos tradicionales de influencia estadounidense.
La visita de la relatora especial de la ONU Alena Douhan terminó en La Habana con un mensaje directo a Washington: las sanciones estadounidenses contra Cuba deben ser levantadas
Un desastre que no es solo económico, ni solo climático, ni solo sanitario, ni solo político, sino la suma de todos ellos sobre una población agotada, enferma, mal alimentada y sin horizonte claro dentro de su propio país. Lo que está en juego hoy no es la retórica de la “resistencia” ni la épica de las sanciones, sino la posibilidad misma de que esa sociedad siga funcionando sin romperse del todo.
La tensión entre Estados Unidos y Venezuela volvió a escalar en las últimas horas, y Cuba se ha colocado al frente de la defensa de Caracas acusando a Washington de buscar un “derrocamiento violento” para apoderarse del petróleo venezolano. Mientras La Habana denuncia una ofensiva militar y política en el Caribe, persiste la pregunta que atraviesa la región: ¿por qué, aun bajo sanciones y aislamiento, Nicolás Maduro sigue aferrado al poder?
Queda la pregunta obvia: ¿qué vino y qué se llevó? Cualquier respuesta ahora sería especulativa. Lo verificable es la huella de vuelo, el patrón repetido de rutas africanas como plataforma de salto, la capacidad de carga del Il-76 y el historial sancionado de su operador. En un Caribe que vuelve a ser tablero, el RA-78765 no solo transportó toneladas: movió señales.
La CNB impuso 20 partidos de suspensión a Álvaro Damián Savón Tejeda por agredir con el guante al principal Román Zamora en el Camagüey–Guantánamo de la 64 SNB; el lanzador se disculpó públicamente y la decisión ya está en vigor, según confirmaron ACN y CubaSí.
Ambas perspectivas reflejan la doble cara de la influencia cubana en el Caribe: para unos, la presencia de médicos es una tabla de salvación; para otros, la precariedad en la isla se convierte en un obstáculo que pone a prueba la resistencia de quienes buscan formarse como profesionales de la salud.
La sanción impuesta fue de 12 años de privación de libertad, además de otras penas accesorias, como la prohibición de salida del país y el comiso de la droga, dinero y su teléfono móvil.
Independientemente de si algún día el discurso cubano suaviza, hoy sus voces oficiales se alinean completamente en la acusación de que las relaciones están en su peor momento. La combinación de sanciones económicas, acoso diplomático y campañas digitales contra figuras estadounidenses como Mike Hammer consolidan una narrativa de confrontación activa.
La situación evidencia la contradicción profunda entre un país que abre tímidamente sus puertas al emprendimiento digital y un entorno financiero que sigue cerrado a cal y canto. Y como casi todo en Cuba, lo que debiera ser simple —cobrar por un servicio— termina siendo un viaje tortuoso, lleno de dobleces, favores y riesgos que pueden terminar costando más que el propio alquiler.
Los próximos pasos en el enfoque de Trump hacia Cuba, junto con la influencia de destacados legisladores cubanoamericanos e influencers en política, preparan el escenario para un período de mayor tensión política y desafiós migratorios complejos, aunque esto no será tan fácil de ejecutar; pero de eso, hablaremos en otro artículo.