Con Ecuador endureciendo su control migratorio mediante nuevas exigencias de visa para reducir el flujo irregular de personas, y Cuba abriéndose a Asia a través de una embajada en Seúl, se despliegan dos dinámicas diplomáticas contrapuestas: una restrictiva, focalizada en seguridad regional, y otra expansiva, destinada a reforzar la inserción económica y geopolítica de la Isla.