Ello convive con tensiones puntuales —como reportes de cancelación de visas a funcionarios mexicanos— y con el polémico programa de contratación de médicos cubanos en México, otro canal de ingresos para el régimen.
El problema no es la solidaridad en sí misma, sino su institucionalización como pilar de la economía cubana. Y bajo esa lógica, lo que en 1959 parecía un camino hacia el desarrollo se ha transformado, en 2025, en la confirmación de que así, con regalos y subsidios, ninguna economía es sostenible.