Fernández Ramírez, de 65 años, no solo escribió alabanzas al castrismo; también participó activamente en la represión de jóvenes periodistas en Cuba. Según testigos, fue él quien facilitó que agentes de la Seguridad del Estado interrogaran a redactores del propio Vanguardia en su oficina. “Era cínico, cumplía cada directriz del Partido”, recuerda Carlos Alejandro Rodríguez, uno de los firmantes de la llamada Carta de Santa Clara, grupo crítico que sufrió represalias.