El episodio - esa especie de "tres en uno" - seguirá produciendo titulares mientras Servicio Secreto y la ONU depuran reportes y verifican cronogramas, controles y quién tocó qué botón y cuándo. Hasta entonces, lo seguro es el ruido: el político que domina la conversación pública volvió a convertir un tropiezo técnico en un capítulo político de alto voltaje.