El médico Salvador Plasencia fue condenado a 30 meses de prisión por suministrar ilegalmente ketamina a Matthew Perry en los meses previos a su muerte. La investigación reveló que el actor obtenía dosis adicionales fuera de los protocolos médicos, en una red donde Plasencia actuó como proveedor clave. La sentencia envía un mensaje a las clínicas de bienestar que cruzan la línea entre tratamiento y abuso.
People adelantó que la pena máxima teórica para Sangha —dependiendo del cómputo final del juez— podría llegar a decenas de años de prisión. La audiencia de diciembre permitirá conocer si el tribunal acoge las recomendaciones de la fiscalía y cómo pondera la cooperación y el acuerdo de culpabilidad de la acusada.
Este drama legal y humano ha conmocionado a Hollywood y al sistema médico, planteando preguntas urgentes sobre la necesidad de un mayor control y responsabilidad en el uso de sustancias como la ketamina con fines terapéuticos.
Los acusados enfrentan largas penas de prisión si son hallados culpables de los cargos que se les imputan, incluidos distribución ilegal de ketamina y conspiración para causar la muerte de Perry.
Fuentes policiales dijeron recientemente a la revista PEOPLE, NBC News y ABC News que una investigación federal sobre quién suministró ketamina al actor de “Friends” antes de su muerte podría dar lugar a cargos contra varias personas. Las fuentes hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizadas a discutir públicamente la investigación.