El juicio terminó la semana pasada, pero todavia persisten los ecos del mismo. La decisión de la jueza podría marcar el destino de millones de cubanos, que sin comerla ni beberla, viven a merced de corruptos e ineptos dirigentes, que se presentaron en Londres con argumentos "pasados de época", sí, pero que en teoría pusieron a la jueza a pensar sobre su decisión.