Pero, por lo visto, ya nadie se lo cree. La gente está cansada de explicaciones que desafían la lógica y el sentido común. Y si en la cúpula del poder piensan que los cubanos se siguen tragando estas historias sin cuestionarlas, es que todavía no se han dado cuenta de que la realidad, por mucho que intenten maquillarla, siempre termina saliendo a la luz.