American Airlines y el aeropuerto insistieron en su compromiso de colaborar “en todo lo necesario” con la policía hasta esclarecer lo ocurrido. Por ahora, el principal dato firme es también el más crudo: un cuerpo sin vida, descubierto al término de un vuelo transatlántico, que vuelve a recordar que la cabina del tren de aterrizaje no es un escondite, sino una trampa mortal.
Las autoridades identificaron a las víctimas como William Jeffrey Lumpkin, de 64 años, quien piloteaba el avión, Patricia Lumpkin, de 68, Ricky Joe Beaver, de 60, y Elizabeth Anne Beaver, de 57. Los Lumpkins eran de Fishers, Indiana, y los Beavers de Noblesville, Indiana. Los cuatro eran los únicos pasajeros del avión, dijo la policía.