En una presentación en Miami ante más de dos mil personas, Kamala Harris admitió que la derrota electoral de 2024 la dejó “traumatizada”, un golpe que dijo haber procesado a través de su libro 107 Days. Durante la conversación, reseñada por Miami Times Online, habló de racismo, sexismo, su relación con Joe Biden y el desgaste emocional de la campaña, aunque evitó confirmar si volverá a aspirar a la presidencia en 2028.
Miami entra en la semana de Thanksgiving con la certeza de que enfrentará una auténtica avalancha de viajeros. En el Aeropuerto Internacional de Miami las proyecciones rozan los dos millones de pasajeros, mientras que las autopistas clave del sur de Florida empiezan a llenarse antes de los días críticos. Las autoridades hablan de un operativo sin precedentes, marcado por nuevas tecnologías de seguridad, refuerzos en carretera y la advertencia de que, a medida que avance la semana, la ciudad vivirá una presión creciente en sus pistas y en su asfalto. El tránsito pesado del lunes y martes ya anticipa lo que viene: una mezcla de vuelos saturados, retrasos, embotellamientos y retornos complicados que convertirán este Thanksgiving en uno de los más intensos de los últimos años.
La tensión entre Estados Unidos y Venezuela volvió a escalar en las últimas horas, y Cuba se ha colocado al frente de la defensa de Caracas acusando a Washington de buscar un “derrocamiento violento” para apoderarse del petróleo venezolano. Mientras La Habana denuncia una ofensiva militar y política en el Caribe, persiste la pregunta que atraviesa la región: ¿por qué, aun bajo sanciones y aislamiento, Nicolás Maduro sigue aferrado al poder?
El cubano Josue Rodríguez, residente legal en EE.UU. desde los 90 y camionero de oficio, fue detenido por ICE en una cita rutinaria y terminó 40 días en una cárcel de Wyoming antes de ser deportado a México, un país donde no tiene vínculos, papeles ni un futuro claro.
Gairhan, de 40 años, creó en 2019 Buen Sabor Tours, una iniciativa que llevó a cientos de estadounidenses a conocer la gastronomía cubana bajo la licencia “Support for the Cuban People” de la OFAC, un mecanismo que permite viajar a la isla siempre que se apoye directamente a ciudadanos y emprendimientos privados.
Según detalló Martí Noticias, la Fiscalía de los distritos Medio y Sur de Florida lo acusa de fraude y uso indebido de visados y otros documentos, así como de proporcionar información falsa a una agencia federal. Una acusación que tiene todo el sustento del mundo porque, en su solicitud de ajuste de estatus (para obtener la residencia permamente en los Estados Unidos), y que fue presentada en abril de 2025 por González-Pardo, este aseguró que nunca había recibido entrenamiento militar ni con armas, ni pertenecido a grupos armados, ni servido en unidades militares o policiales, pese a haber sido piloto de combate de la DAAFAR entre 1980 y 2009.
Si la familia de Arley nunca fue notificada oficialmente de su detención o traslado, ese hecho se inscribe en un panorama en el que la opacidad de ICE ya es objeto de queja sistemática. Y si él prefirió no avisar para preservar su integridad o la de sus seres queridos, entonces el sistema falló en proteger el derecho mínimo de comunicación y asistencia legal. En ambos escenarios la conclusión es la misma: falta de transparencia y derechos vulnerados.
Queda una conclusión incómoda para todos. Para los creadores con audiencia, la responsabilidad de no convertir un formulario en un drama existencial de una sola pieza. Para ICE, la exigencia de distinguir con rigor: no es lo mismo retirar del país a un violador que a un solicitante sin antecedentes con apelación abierta. Para la comunidad, la tarea de sostener a quienes caen en los agujeros del sistema sin regalarle al rumor el lugar que corresponde al expediente. Y para el lector, un recordatorio simple: detrás de cada titular migratorio hay un archivo, un juez, una firma… y una vida suspendida.
El contraste se vuelve más áspero cuando se amplía el foco. La eliminación de USAID no solo cambió un organigrama; desactivó programas que durante décadas sostuvieron vacunaciones, controlaron brotes y financiaron redes comunitarias.
La pregunta seguirá ahí, incómoda, insistente: ¿Oxígeno o ayuda humanitaria? Quizás la respuesta no está en elegir una de las dos opciones, sino en desmontar la trampa que plantea. Cuando se trata de salvar vidas y reconstruir hogares, lo que importa no es quién sostiene la manguera de oxígeno, sino quién puede volver a respirar.