El sepelio, comovedor también, multitudinario y emotivo, no solo sirvió para llorar la pérdida de una vida joven, sino también como un llamado a la conciencia sobre los peligros de conducir bajo la influencia del alcohol y la necesidad de precaución al manejar vehículos motorizados.
No hay dudas que la pérdida de Raúl Quintana fue un duro golpe para María Celeste Arrarás y su familia, y las críticas sobre sus vacaciones son manifestaciones de profunda tristeza mojigata de muchos.