El último programa dedicado a demonizar a elTOQUE encaja en un guion ya conocido, pero cada vez más burdo. La académica y activista Hilda Landrove lo resume como una especie de confesión de impotencia, “solo que en la forma en que los criminales confiesan su impotencia, atacando”.
Quien escribe, que asistió al acto, no es ni ultraderechista, ni fascista, ni Trumpista. Es simplemente un cubano apegado a la verdad e interesado en que Cuba se libere de los sátrapas que la mal gobiernan.