El endurecimiento de las políticas migratorias en Florida, sumado a la confusa batalla legal entre cortes federales y autoridades estatales, ha sembrado un clima de inseguridad jurídica y social. Las cifras de deportaciones podrían aumentar drásticamente en las próximas semanas, mientras miles de personas viven al filo de una orden judicial, una interpretación ambigua de la ley, o una redada en su barrio.