Las muertes de Ania y Roly no son hechos aislados. Forman parte de una cadena de accidentes que, según cifras no oficiales compartidas en grupos de Facebook, han ido en aumento en lo que va de año. El mal estado de las carreteras, la escasa señalización, la circulación de vehículos sin condiciones técnicas, y la imprudencia —tanto de peatones como de conductores— crean un cóctel letal que se cobra vidas semana tras semana.