Alejandro Fernández Feitó, hijo de la exministra de Trabajo de Cuba, rompe el silencio tras la renuncia de su madre. Desde Florida, afirma: "Mi visión política es totalmente opuesta".
Rigoberto Ferrera reaccionó a las polémicas palabras de la ministra cubana sobre los mendigos: “¿Será que también hay gente disfrazada de ministros y de ministras?".
Las declaraciones del funcionario explican en alguna medida el aumento de la pobreza en Cuba, que por otro lado la Ministra de Trabajo y Seguridad Social se ha empeñado en ocultar asegurando que en Cuba no " hay mendigos" y que las personas que se dedican hurgar en las basuras o limpiar parabrisas en las calles lo hacen porque es un trabajo fácil y no tributan al estado.
"Cuando hay una persona que está en la calle limpiando parabrisas no es un deambulante. Es una persona que ha buscando un modo de vida fácil en un semáforo limpiando el parabrisas. Posiblemente con eso dinero lo que va a tomar bebidas alcohólicas en la esquina", dijo la funcionaria.
La administración de Trump publicó otra serie de medidas que comprenden restricciones de visado a «numerosos funcionarios judiciales y de prisiones» que son presuntos cómplices o responsables «de la injusta detención y tortura de manifestantes de julio de 2021”,
Una niña de siete años falleció en un derrumbe de un edificio en La Habana Vieja de acuerdo a fuentes oficialistas. En el siniestro perdieron la vida también otras dos personas. No se precisa si los fallecidos eran miembros de una misma familia o vecinos del lugar.
La resolución también se extiende al ministro de Defensa, Álvaro López Miera, y al ministro del Interior, Lázaro Alberto Álvarez Casas, y a sus familias.
La situación en Cuba se ha empeorado desde entonces y casi todas las semanas hay un conato de protestas en algún punto del país debido a los prolongados apagones y la pésima calidad de vida. Las manifestaciones son vigiladas de cerca por la policía y en no pocos casos son reprimidas tras cortes de Internet y otras medidas de coacción para que no escalen.
Este desenlace ocurre en los momentos previos al 11 de julio, una fecha que marca un antes y un después en la historia más reciente de Cuba, dado que mostró el rechazo de una buena parte del pueblo cubano al sistema político en la isla.
Lo sucedido el 5 de julio no es un simple ataque vandálico: es un reflejo del descontento de un país al borde del estallido social, donde hasta los cajeros se convierten en blanco de ira y desesperación. Las autoridades bancarias, por su parte, alertan que estas acciones solo profundizan la crisis y prolongan el sufrimiento de todos.