El dolor de Mayerlin y su familia es ahora compartido por cientos de personas que, desde la distancia o la cercanía, se han unido en un mismo lamento. La memoria de Pedri queda marcada por el cariño de los suyos y por la exigencia de que su muerte no quede en el silencio.
Dos escenas separadas por más de 400 kilómetros y motivaciones aparentemente ajenas entre sí, pero que evidencian cómo la crónica policial italiana sigue encontrando, con preocupante frecuencia, acentos y rostros de la diáspora cubana en episodios que van desde el delito común hasta la violencia callejera.
La comunidad cubana en Italia es mayoritariamente trabajadora y respetuosa de las leyes, pero estos incidentes recientes han empañado su imagen. En un contexto donde la inmigración está bajo el microscopio político, la violencia “importada” no solo daña a las víctimas directas, sino que también alimenta discursos xenófobos que generalizan y estigmatizan a comunidades enteras.