Los vecinos piden una actuación inmediata: evaluación psiquiátrica integral, suministro estable de fármacos, ingreso en una institución que garantice cuidados dignos si no hay familia que pueda asistirlo y, sobre todo, que los organismos responsables respondan. “¿Cuántos como él están en el olvido?”, se preguntan. La pregunta, por ahora, sigue sin respuesta.
De momento, todo apunta a un episodio donde el rumor corre más rápido que la información oficial. Lo responsable, para las autoridades, sería aclarar si se trata de ejercicios rutinarios, actualización de expedientes o algo más. Y para los convocados, exigir por escrito el motivo, la duración y el estatus de la citación. En un país exhausto por apagones y carencias, cualquier insinuación de “movilización” tiene un eco político y emocional difícil de contener.
En apenas una línea, destapó la olla de grillos que muchos evitan mirar: los cientos, quizás miles, de cubanos que fueron enviados a cumplir misiones militares en África durante los 70 y 80 y que, a su regreso, recibieron más diplomas que ayuda material, y a los que se les prometió se les darían 1500 pesos pero nunca se los dieron.