El discurso de ambos es una radiografía del agotamiento dentro del exilio cubano: cansancio por la desconfianza, por el narcisismo y por la manipulación de causas legítimas. En sus palabras resuena una advertencia común: si el debate opositor se convierte en un campo de insultos, el régimen no necesitará infiltrar nada; bastará con dejar que los “valientes de Facebook” sigan haciendo el trabajo por él.
La detención de Lara Crofs pone rostro y nombre a las reflexiones de Fernando Pérez. Más allá de la industria del cine, su llamado se extiende a toda esfera civil donde el diálogo ha sido reemplazado por el cerco, la vigilancia y la represión sistemática. Cuando el simple acto de acompañar a un amigo se convierte en razón para una detención, la apertura al diálogo se convierte en una ilusión.
Al opositor cubano Joel Pérez le negaron su caso de Asilo Político. En días pasados, el caso de Oscar Casanella quedó en suspenso. ¿Cuánto más hay que esperar y ver para despertar como comunidad? ¿Para que nuestros políticos actúen como deben actuar?
Hoy Náthaly recibe controles médicos periódicos, protege su salud frente a una posible recaída y se prepara para reconectar con su vida cotidiana en Estados Unidos. Pero su historia sigue siendo un símbolo poderoso del valor del activismo: sin él, sin esa presión desde lo civil y mediático, habría muerto.
La historia de Marisol no solo es un ejemplo de lucha personal, sino también una prueba del impacto que pueden tener las redes sociales cuando se usan con propósito y empatía.
El caso fue llevado por la abogada cubanoamericana Liudmila A. Marcelo, quien compartió en sus redes sociales que, tras casi cuatro horas de interrogatorio y revisión de evidencias, la jueza determinó que aunque la persecución pasada sufrida por su cliente no alcanzaba el umbral requerido por la ley, su actividad política en redes sociales, combinada con la severidad del nuevo Código Penal cubano, sí constituía un riesgo real y concreto en caso de ser devuelto a la isla.
El régimen cubano rechazó la elección de Rosa María Payá a la CIDH, acusándola de “connotada mercenaria” y denunciando presión de EE. UU. en el proceso.