Tomadas en conjunto, estas historias dibujan un patrón: donde faltan controles, proliferan las sospechas; donde la información oficial es escasa, crecen el rumor y la indignación.
La censura, la demora en informar y el silencio de los medios estatales en la isla, dejan espacio a veces a estos errores, cuando la información primaria es escasa y fragmentada. Lo curioso es que luego el mismo aparato que genera la desconfianza se aprovecha de ella para reforzar su discurso de desacreditación a medios y activistas que ejercen una labor informativa primordial en medio de la censura y el totalitarismo.
Dos hermanos fueron detenidos y están incomunicados tras un presunto abuso policial en Santiago de Cuba. El MININT los acusa de atentado, mientras familiares y testigos denuncian agresión.