Detrás del parte escueto de una madre exhausta —“Ya están operando a la niña… ya terminaron… lo quitaron todo”— queda la cadena de solidaridad que la trajo hasta aquí: activistas como Lara Crofs y Saily González, la comunidad que reunió fondos, las casas que acogieron a madre e hija, y un sistema sanitario español que asumió el reto que Cuba declaró imposible. Hoy, por primera vez en mucho tiempo, la historia de Brianna se puede contar en tiempo presente de alivio.