En el Capitolio, un intento demócrata por autorizar el financiamiento total de SNAP naufragó el lunes en el Senado, lo que mantiene la incertidumbre para hogares que ya agotaron sus compras de inicio de mes. Mientras, el USDA informó al juez que liberará unos 4.6 mil millones de dólares de contingencia, insuficientes para restituir los beneficios completos.
El hambre no espera a que se destraben las negociaciones en Washington. Mientras tanto, la vida sucede: un niño que desayuna en la escuela porque en casa no alcanzó, una madre que cambia una cena por dos meriendas, un jubilado que divide la pastilla para que dure el mes. La combinación de inflación, alquileres altos y cortes en la cadena de suministro de alimentos ha dejado a muchas familias sin margen. SNAP era ese respiro. Si falta, la ciudad tendrá que respirar por ella.
La respuesta del sector tecnológico subraya la magnitud de la catástrofe y la necesidad de acción inmediata. Mientras los esfuerzos continúan, las víctimas encuentran esperanza en la solidaridad mostrada por estas empresas y figuras públicas. Los próximos pasos serán cruciales para que Los Ángeles comience su proceso de recuperación y reconstrucción.