Historias como esta no son frecuentes, pero tampoco únicas. En Colorado, en 2015, otro hombre sin hogar, Michael Engfors, ganó medio millón de dólares tras vivir en las calles durante seis años. Casos así nos recuerdan que la línea entre la estabilidad y la precariedad puede ser muy fina, y que incluso en los peores momentos, la esperanza puede materializarse de la forma más inesperada.