El médico Salvador Plasencia fue condenado a 30 meses de prisión por suministrar ilegalmente ketamina a Matthew Perry en los meses previos a su muerte. La investigación reveló que el actor obtenía dosis adicionales fuera de los protocolos médicos, en una red donde Plasencia actuó como proveedor clave. La sentencia envía un mensaje a las clínicas de bienestar que cruzan la línea entre tratamiento y abuso.
Los acusados enfrentan largas penas de prisión si son hallados culpables de los cargos que se les imputan, incluidos distribución ilegal de ketamina y conspiración para causar la muerte de Perry.