La paradoja de William Sosa —delogiado por salvar vidas al acusado por ejercitar la libertad de pensamiento— ilustra una regla amarga de la contemporaneidad cubana: no basta con ayudar al otro, al sistema le importa más que no critiques al poder. Y cuando se critica, aunque sea desde el análisis respetuoso, el sistema sospecha y actúa.
Hoy la familia de William Sosa no sabe cuánto tiempo estará detenido ni qué acusación formal le colgarán. Sí sabe, en cambio, que el “delito” ya está escrito en la conciencia de todos: pensar, analizar, escribir y compartirlo en Facebook. En la Cuba de 2025, eso basta para que un padre de familia desaparezca tras la puerta de una estación policial.
De momento, todo apunta a un episodio donde el rumor corre más rápido que la información oficial. Lo responsable, para las autoridades, sería aclarar si se trata de ejercicios rutinarios, actualización de expedientes o algo más. Y para los convocados, exigir por escrito el motivo, la duración y el estatus de la citación. En un país exhausto por apagones y carencias, cualquier insinuación de “movilización” tiene un eco político y emocional difícil de contener.
Más allá de la aritmética de detenidos, el trasfondo es el de siempre: apagones que en el oriente superan las 20 horas diarias, enfado acumulado y un Estado que alterna mensajes de conciliación con medidas punitivas. Si agosto ya había dejado protestas en otros puntos de Holguín, septiembre confirma la deriva.
El padre Lester es una de las voces más claras y firmes dentro del catolicismo cubano en cuanto a la crítica social y la defensa de los derechos humanos. Ha denunciado abiertamente la desesperanza del pueblo cubano, el deterioro moral y material de la sociedad, y ha cuestionado el silencio institucional ante tanto dolor.
Según denuncias publicadas en redes sociales, el cuerpo de Yordan fue hallado en plena vía pública y recogido por las autoridades en una escena que fue grabada y compartida por vecinos, y que mostraba entre otras cosas no solo el deterioro social, con la grabación y la exposición en las redes sociales del video que mostraba al joven fallecido, sino también cómo la institucionalidad trató delante de la vista de todos el cuerpo.
La creación de esta brigada de inspectores representa un retroceso significativo en materia de libertades en Cuba. Lejos de fomentar un ambiente de diálogo y apertura, el régimen opta por reforzar su maquinaria de censura, limitando aún más la libertad de expresión y el acceso a información independiente.
Durante el interrogatorio, los agentes mostraron a Tan un expediente con supuestas pruebas de sus publicaciones en redes sociales y lo acusaron de estar "caminando hacia el delito de mercenarismo". Además, le recomendaron que aprovechara su pasaporte para salir del país, insinuando que un exilio forzado sería la mejor salida para evitar problemas legales.
Con la nueva ley en vigor, la situación para los periodistas independientes en Cuba se ha vuelto aún más precaria. Mientras los medios estatales celebran la implementación de la normativa, que según ellos "mejorará la transparencia y veracidad" de la información, la realidad para aquellos que no comulgan con el discurso oficial es cada vez más asfixiante. La Ley de Comunicación Social no solo refuerza el monopolio informativo del régimen, sino que también amplía el margen de represión hacia cualquier voz disidente.
Varios "intelectuales" de cuarta mano en Cuba, y trovadores sin gloria actual o de glorias pasadas, firmaron una carta que apoya el desmadre de Nicolás Maduro en Venezuela
La rueda de prensa en la que Elvis Amoroso, presidente del Consejo Nacional Electoral, presentaría el segundo boletín de las elecciones presidenciales, fue suspendida por segunda vez consecutiva.
Ya el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, había solicitado el arresto de ambos líderes; además, desestimó que las protestas fueran espontáneas y acusó a la derecha de planearlas.
Las horas de máxima tensión continúan en Caracas y otras ciudades mientras el gobierno chavista expulsó a los diplomáticos de siete países latinoamericanos a los que acusa de no reconocer la controvertida victoria de Maduro. En contraste Cuba, Nicaragua, Bolivia y Honduras junto a Rusia y China reconocieron de inmediato el anuncio.