Nueva Gerona despide a Lían con la conmoción propia de una pérdida absurda. La comunidad que se unió para pedir por su recuperación hoy acompaña a los suyos en el duelo, y vuelve a exigir que tragedias como esta no se repitan: ni por silencio institucional, ni por carencias médicas, ni por la falta de una red de protección que ponga la vida —y la de los más pequeños— por delante de cualquier otra prioridad.
La familia pide oraciones por la pronta recuperación del niño, identificado por allegados como Lían, que “estaba por cumplir dos años” y permanece en terapia intensiva.
Este caso de Nueva Gerona, contado primero desde la desesperación y luego multiplicado por el país entero, es más que una noticia trágica. Es la radiografía de un Estado que dejó que la salud mental fuese terreno de la fe y la suerte.