Según Cowboy State Daily, Lunt llegó a Cuba en los años cincuenta tras casarse con una mujer belga cuya familia impulsó la compra conjunta de un rancho de 5.000 acres en la isla. Estando allí, y tras la revolución de 1959, la CIA lo reclutó aprovechando su posición y sus contactos. Lunt ayudó a fotografiar bases soviéticas, reclutar informantes y facilitar puntos de entrega clandestinos. Su rancho, de propiedad formal belga, le permitía operar con cierta discreción en un país donde Castro aún mantenía relaciones cordiales con Europa.